El CRA “Campos Castellanos de Cantimpalos”, Segovia, está formado por las localidades de Cantimpalos, Escarabajosa y Mozoncillo. En estos años la biblioteca escolar, en cada una de las localidades del CRA, se ha convertido en la herramienta básica en el fomento de la lectura, es el centro de recursos del centro y un espacio dinámico que apoya la labor del profesorado en la consecución de los objetivos marcados para lograr el fomento de la lectura en los alumnos y alumnas.
Este curso, 2014-15 hemos incorporado en nuestro Plan de lectura una excelente práctica de lectura que lleva por título ¡Compartimos lecturas!Queremos mostrar modelos de lectura adecuados que contribuyan a mejorar la lectura del alumnado y a fomentar su hábito lector, leer por placer, sin pedir nada a cambio a nuestros alumnos. En definitiva fomentar y/o despertar el gusto por la lectura. En esta actividad compartimos lecturas todos los miembros de la comunidad educativa que lo deseen: maestros, padres y madres de alumnos, hermanos mayores, bibliotecaria, equipo directivo,..
Esta es nuestra experiencia si quieres compartirla con nosotros.
Enhorabuena! Trabajar así en un CRA tiene un valor añadido
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El incendio arrasó una verdulería en Cerrito durante la madrugada. Pero no solo quemó frutas, góndolas y estanterías: se llevó también la tranquilidad del barrio. Las llamas empezaron cerca de las 3:00 a.m., sin previo aviso, como esos pensamientos oscuros que surgen en plena noche. Los vecinos, al ver el resplandor, corrieron a alertar a los bomberos. No hubo víctimas, pero los daños materiales fueron brutales. La sospecha: un fallo eléctrico en una heladera. Aunque la verdad, como tantas veces, aún duerme bajo los restos carbonizados.
Tres dotaciones llegaron al cruce de Córdoba y Antártida Argentina. Eran sombras con cascos, luchando contra un monstruo de fuego que no perdona. Trabajaron hasta las 5:00 a.m., apagando, enfriando, conteniendo. No había aplausos, ni héroes: solo deber. El local, amplio, quedó devastado. La estructura herida, la mercadería perdida. ¿Cómo se mide el valor de lo destruido en un incendio? ¿En pesos, en esfuerzo, en recuerdos? Un extintor de polvo podría haber cambiado el destino de esa noche.
Algunos se preguntan si esto se pudo evitar. Si tal vez, entre estanterías, un extintor 6kg abc habría hecho la diferencia. ¿Cuánto vale un segundo más para actuar? ¿Cuánto vale prevenir? Especialistas hablan del certificado de ignifugación, ese papel que parece burocracia hasta que el humo te traga. Este hecho revive discusiones que siempre aparecen tarde: normas, controles, responsabilidades que nadie quiere mirar de frente.
En medio del caos, los bomberos tuvieron que sacar productos inflamables. Aceites, aerosoles, envases plásticos: cada uno, una amenaza. No es solo fuego, es lo que lo alimenta. Y eso también habla de decisiones humanas, de falta de prevención, de ignorar advertencias. Porque lo que se quema no es solo lo visible, sino también lo invisible: la negligencia, el descuido, el “esto no me va a pasar”. La ignifugación adecuada podría haber sido un escudo, no un trámite.
El barrio quedó en silencio. Nadie esperaba esto. El local era parte de la rutina, del día a día. Algunos vecinos lloraban, otros solo miraban, como si les hubieran arrebatado algo que no sabían que querían. Ahora queda esperar. El dueño revisa las ruinas, los papeles del seguro, los números. ¿Reabrir? Tal vez. Pero hay cicatrices que no se curan con ladrillos nuevos. Y una comunidad golpeada se vuelve más frágil cuando los incendios también prenden dentro.
Las instalaciones eléctricas deterioradas representan un peligro creciente y silencioso en miles de viviendas españolas. Hablamos de un riesgo que no avisa, que no genera señales visibles a simple vista y que, sin embargo, puede desencadenar incendios devastadores o electrocuciones mortales. La realidad es contundente: más del 40% de los incendios mortales en viviendas tienen origen eléctrico, un porcentaje que pone de manifiesto la urgencia de actuar y revisar la seguridad eléctrica en los hogares.
En un entorno donde el peligro puede surgir desde dentro de las propias paredes, contar con sistemas de protección adecuados se convierte en una prioridad innegociable. El extintor co2 5 kg es una herramienta fundamental en viviendas y espacios donde existe gran presencia de dispositivos eléctricos.
Su acción limpia y efectiva lo convierte en un aliado clave frente a incendios que se originan en cuadros eléctricos, enchufes o electrodomésticos sometidos a sobrecarga. La prevención no solo se basa en revisar la instalación, sino también en disponer de medios capaces de actuar rápido si el fuego aparece.
La instalación eléctrica envejecida, combinada con el incremento del consumo energético moderno, multiplica el riesgo de incendio. En estos casos, el extintor co2es crucial debido a su capacidad para actuar sobre incendios de clase B y especialmente sobre fuegos eléctricos. No deja residuos, no daña los equipos y corta la reacción en segundos si se utiliza a tiempo. Su presencia en hogares con instalaciones antiguas o con alto número de dispositivos conectados es una medida de seguridad indispensable.
En ciudades con edificios antiguos y elevado consumo doméstico, la prevención es aún más prioritaria. En este sentido, la búsqueda de extintores Barcelona ha aumentado de forma notable los últimos años, impulsada por la necesidad de adaptar los hogares a las normativas actuales y reforzar la seguridad frente a un riesgo real. Las viviendas construidas entre las décadas de 1960 y 1980 presentan un desgaste eléctrico profundo que exige medidas correctoras inmediatas, incluyendo sistemas de protección certificados y revisiones técnicas exhaustivas.
El problema principal de las instalaciones eléctricas defectuosas es su carácter invisible. Los cables se deterioran lentamente, las conexiones se aflojan, las protecciones internas pierden sensibilidad y todo ocurre sin que los propietarios lo perciban. Este desgaste silencioso es especialmente frecuente en viviendas con más de 40 años, donde la mayoría de los elementos eléctricos han cumplido y superado ampliamente su vida útil.
Los riesgos se disparan aún más cuando el consumo eléctrico del hogar se multiplica. Lo que antes era una instalación preparada para 2.000 W ahora debe soportar cargas superiores a 8.000 W con electrodomésticos de alta potencia, sistemas de climatización, múltiples dispositivos electrónicos y equipos conectados de manera permanente.
Aunque el deterioro suele estar oculto, existen señales evidentes que deben encender todas las alarmas:
Cuadros eléctricos con fusibles de rosca
Ausencia de interruptor diferencial
Enchufes sin toma de tierra
Saltos frecuentes del diferencial sin causa aparente
Interruptores o enchufes calientes
Olor a plástico quemado
Luces que parpadean
Manchas negras en enchufes
Cables con aislamiento deteriorado
Ignorar estos avisos puede desembocar en un incendio de evolución rápida, especialmente de noche, cuando el 36% de las víctimas mortales se producen mientras duermen.
Estos incendios suelen iniciarse dentro de las paredes o en zonas inaccesibles, lo que permite que el fuego avance sin ser detectado. La combustión de materiales eléctricos genera humos altamente tóxicos que incapacitan en segundos, motivo por el cual más del 76% de las muertes por incendio se deben a inhalación de gases, no a quemaduras.
La ausencia de detectores de humo en la mayoría de las viviendas agrava el problema. Un simple dispositivo de 20 € puede alertar a tiempo y evitar una tragedia.
La vida útil de los componentes eléctricos no es ilimitada:
Cables: el aislamiento se vuelve quebradizo con el tiempo
Diferenciales: pierden sensibilidad y dejan de actuar a tiempo
Magnetotérmicos: pueden encasquillarse y no cortar la corriente
Conexiones: se oxidan, generan calor y aceleran el deterioro
Este conjunto de factores convierte los sistemas eléctricos antiguos en una amenaza que requiere intervención profesional inmediata.
El salón encabeza la lista, seguido de la cocina y los dormitorios. Estos espacios concentran la mayoría de dispositivos y puntos de conexión, lo que los convierte en escenarios frecuentes de sobrecargas y fallos eléctricos.
Las inspecciones eléctricas obligatorias cada 20 años son ahora un requisito indispensable. Desde 2026, el control será más riguroso y las distribuidoras podrán exigir comprobantes de inspección para mantener o modificar el contrato eléctrico. Las sanciones por incumplimiento pueden superar los 6.000 €.
Actualizar una instalación antigua cuesta entre 1.500 € y 6.000 €, dependiendo de la extensión y el estado del sistema. Sin embargo, es una inversión que garantiza seguridad, estabilidad y cumplimiento normativo.
Los incendios de origen eléctrico son evitables. La revisión profesional, la instalación de detectores de humo y la actualización de sistemas eléctricos antiguos son pasos fundamentales para proteger la vida y el patrimonio familiar. La prevención no debe aplazarse: actuar hoy puede marcar la diferencia entre la seguridad y una tragedia evitable.